Todo lo que hagas en la vida será insignificante;

Pero es muy importante que lo hagas porque nadie más lo hará. Como cuando alguien entra en tu vida y una parte de ti dice: no estás mínimamente preparado para esto; pero la otra parte dice: hazlo tuyo para siempre.

Te quiero, Mateo :)

Hacía demasiado tiempo que no escribía, y mira que han pasado cosas en mi vida... Me he vuelto a enamorar, he vuelto a querer. Mis textos, o la mayoría de los que vuelva a escribir, no irán dedicados a la misma persona... Hay una nueva persona en mi vida, la base de mi felicidades vuelve a tener nombre y apellido... Un rostro, un septum, una dilatación, mi corazón.... <3


Y sé que no debería llorar, pero joder, hay veces que no puedo evitarlo. Ya, ya sé que tendría que estar feliz porque tu lo estés, lo correcto sería que estuviera alegre por ti. Alegre porque tú hayas conseguido olvidar todo esto con esa increíble facilidad pero… ¿Y qué es de mi? No es por ser egoísta, aunque a parte de a amar, tú me enseñarte a quererme. Y es por eso por lo que no puedo evitar llorar, no consigo que no me duela y te juro que lo intento, te juro que lo hago… Porque no esperes que esté sonriendo todo el tiempo cuando sé que tus labios besan a otros que no son los míos, y cuando sé que tu conoces la receta para olvidar y no me la quieres decir.







Por favor, si a ti te pareció todo tan fácil, dime como lo hiciste, porque te prometo que no puedo más. Mi corazón ya está roto, desde que entraste a mi vida, lo partiste, pero… te has llevado una parte de él, y eso no mola nada.
¿Y qué quieres que haga si lo único que me salen son lágrimas? Si en lugar de alegrarme por ti, ¿me preocupo por mí? Porque a veces estamos mal y el motivo de sentirnos así es por una persona de la que dependemos completamente y de la noche a la mañana desaparece; se esfuma de nuestra vida. No podemos hacer otra cosa que llorar, no puedo hacer otra cosa que pensar que una parte de mi corazón te la llevaste tú y que puedes destruirla con solo solarla de tu mano. Y tú te has ido, y mi felicidad se fue contigo
Puedes sentirte solo y estar en medio de un millón de personas,
Puedes gritar y que nadie te oiga, o preguntar y que nadie te conteste.
Querer  y no tener, luchar y no conseguir, pelear y no ganar, dar y no recibir.
Pero… ¿Sabes?
Habrá otros momentos que estés solo pero te sientas rodeado de mil personas que te quieren. Sin decir nada, alguien sabrá que las cosas no van bien.
Sin preguntar, te dirán lo que necesites oír, conseguirás cosas sin luchar, sobre todo aquellas que no quieras pero ganarás la batalla sin dejarte la piel en el camino. Recibirás sin tener que dar nada a cambio.
Y después de todo esto, alguien te enseñará que el único truco que sirve es seguir y sonreir, pase lo que pase.
Y no, no tienes derecho a decirme que él no me merece, que no ves bien que vuelva a su lado después de todo lo que me ha hecho pasar… Pero, ¿sabes? No sé si me hiciste mas daño tú que él, sinceramente no lo sé. Vale que lo suyo fue un año, y lo tuyo apenas dos semanas, pero el dolor y sufrimiento que tú me causaste, me costó muchísimos más superar que el que él me hizo. Quizá fuera porque con él toda al culpa la tenía yo, pero contigo, fue diferente. Yo lo di todo, todo lo que querías, supongo que ese fue mi fallo, la próxima vez prometo darte todo lo que necesites, no lo que quieras.  Quizá sea porque tú no has sabido jugar conmigo como debías teniendo en cuenta lo que llegaste a decir, y lo que dejaste de hacer. 

Duele, duele mucho más de lo que te imaginas. Ahora te tengo a ti, pero también lo tengo a él. Eso te jode, ¿no? Que ahora tú no seas el único al que puedo ir a llorarle y al que me puedo arrimar en mis peores momentos. Quizá él, a parte de ti pueda consolarme también. No tienes derecho  a decirme que él no me merece, cuando tú eres el primero que no está en condiciones de decirlo, ni puedes reprocharme que vuelva a su lado, si tú has hecho lo mismo conmigo, una y otra vez.
No puedes meterte en mi vida. No quiero que lo hagas.
-Voy a hacerte una pregunta y quiero que seas totalmente sincero conmigo, ¿De acuerdo?
-De acuerdo.
-¿Ella de verdad te importa?
-Sí, por supuesto que me importa!
-¿Sabes? Creo que estás mintiendo… Ella no te importa, porque si lo hiciese, no la harías sufrir de esta manera, secarías sus lágrimas cuando llorase, y te sentirías culpable porque sabes que todas y cada una de ellas resbalan por su mejilla por tu culpa. Realmente no te importa, por que entonces no te la follarías, le harías el amor; y mientras lo hicieses, no estarías pensando en quién va a ser tu próximo polvo. Ella no te interesa, ya que si te interesara no dejarías que ella se arrastrase una y otra vez por ti, mientras tú la ves caer y no te dignas siquiera a tenderle la mano y ayudarla a levantarse. No has sido sincero conmigo, porque si lo fueras sabrías perfectamente que ella pierde la cabeza por ti, que daría lo que fuese por abrazarte  y que iría al fin del mundo solo para verte sonreír… Que te ama con locura. No te importa porque te da saber si sus labios besan otros que no son los tuyos para llenar el vacío que le dejaste. No te importa, porque no la amas, nunca lo has hecho.
-….
-O quizá yo me esté equivocando rotundamente y de verdad la quieras, de verdad odias verla sufrir por un gilipollas, de verdad le hiciste el amor, y de verdad eres tú el que se arrastra por el suelo para llamar su atención y de verdad, sencillamente hagas todo esto porque tengas miedo a que ahora ella te diga que no, y acabes solo y triste, con tus cuatro putas de turno que no valen ni la mitad de lo que vale ella. Quizá la amas y te importa. Quizá no me hagas mentido en ningún momento, ojalá no lo hayas hecho… 
Y me miras, con los ojos desorbitados, tristes, fríos. Y no entiendes nada. Y me preguntas en qué has fallado, y me preguntas por qué me echo atrás. Después de todo, no entiendes por qué no acepto otra cena, otro baile, otra noche. 

 

Te diré por qué. Porque contigo no puedo elegir. No controlo nada. No elijo besarte, ni dejarme llevar por tus manos sedientas de mí, porque lo hago sin más, sin poder evitarlo. No puedo vestirme sin desear que me arranques la ropa de nuevo, no puedo ver el mar sin recordar tus caricias, no puedo vivir sin echarte de menos. Contigo no puedo elegir, porque es una necesidad. No puedo decirte esto, sin dejar de llorar. 
Y no lo entiendes, no entiendes por qué no quiero decírtelo a la cara. Porque si te tengo delante me abalanzaré sobre ti y me tendrás a tus pies, como cada una de las últimas noches, porque cuando estoy contigo me gustaría pensar que no es un sueño del que despertaré. Y eres tú quien me enseñas, eres tú quien conoce las reglas. Eres todo cuanto un día soñé. Y odio esta sensación, esta impotencia que me hace vulnerable, el no poder tratarte como al resto, como a uno más. El no ser dueña de mi misma. 


 


No me llames cobarde, ni me digas que por temor estoy perdiendo la oportunidad de ser feliz. No me digas que contigo me brillan los ojos, que me río sin querer y pronuncio tu nombre en sueños. Lo sé, pero todo esto no lo puedo controlar, contigo no puedo elegir. Por eso me despido de ti, porque a mi me gusta elegir, decidir cuando quiero besar, cuando quiero amar, cuando quiero desaparecer.
 

Vaya, has tardado en volver menos de lo que me esperaba. Quizá sea cierto eso de que lo que se va sin ser echado, vuelve sin ser llamado. Quizá mi actuación haya merecido la pena… Pensaba que iba a pasar más tiempo hasta que te dieras cuenta de lo que habías perdido y volvieras diciéndome que me echas de menos. Es curioso; nunca pensamos que esto iba a pasarnos. Por un lado estás tú, un orgulloso, y por el otro estoy yo, otra. Ambos estábamos predestinados a acabar amando en la misma cama, nuestra historia ya estaba escrita desde el principio hasta el último punto, pero gracias a ti, que has decidido continuarla no ha acabado. Y vale que tú te la estés follando a ella, y yo esté revolcándome entre las sábanas con otros, pero… ¿Sabes? Tú piensas en mí cuando lo haces al igual que yo me acuerdo de ti cuando lo hago. ¡Qué cosas! Tú, arrastrándote, pidiéndome perdón y diciéndome que me extrañas, y yo, haciéndome la dura y muriéndome de ganas por dentro de decirte que quiero que seas tú el que estés entre mis sábanas…

Esto se va a repetir, lo nuestros, lo sabemos. Es más, nos lo hemos confesado. Ambos sabemos que queremos que vuelva a pasar. Pero hasta que decidas volver a continuar escribiendo nuestra historia, ambos seguiremos nuestros caminos, y cuando se vuelvan a juntar y nos encontremos de nuevo, nos miraremos como solíamos hacer hace unos meses… Hasta entonces, sigue pensando en mí cuando te la folles. Tranquilo, yo haré lo mismo con los tíos que me tire y no sean tú...
Hay heridas que no se cierran, que no llegan a curarse nunca. Todos las tenemos aunque no nos demos cuenta o hagamos como que no sabemos que están ahí, pero están ahí. Muchas veces hemos intentado sanarlas, curarlas con litros y litros de alcohol, pero no hay manera de que cicatricen y dejen de sangrar. Quizá sea porque no hemos encontrado a quien nos las pueda curar, o que consiga que no brote más sangre de ellas, nadie lo haya logrado aún. O quizá sea porque esa herida es tan profunda, que podemos ver a través de ella, que ha hecho desaparecer nuestra piel y hace que salgan a flote nuestros sentimientos más internos, nuestros pensamientos y emociones escondidos bajo la piel y huesos… De ambas maneras, nuestras heridas van a estar ahí siempre, doliéndonos y molestando, sin poder llegar a cicatrizar jamás, recordándonos como nos las hicimos y la angustia que nos provocan, ni poder nunca, nunca, conseguir sanar el dolor por completo… 

Sí, ya sé que antes molaba… Tu también, no creas. Hacías que fuera distinta a todo lo que era. Mis amigas siempre me dicen que debería haberte mandado a la mierda hace mucho tiempo ya, pero nunca he sido de hacerle mucho caso a mis amigas. Puede que ahora sea de otra forma, no lo niego, pero no tengo la culpa. No me gusta tirar piedras y que sean mis cristales los que se rompan, ni me gusta intentar abrazar a alguien que sale corriendo cuando me ve. Siempre he tenido ganas de susurrarte al oído todo lo que me pasa cuando te veo, cuando te tengo a mi lado, pero no me atrevo. 
Sí, ya ves, puedo estar haciéndote reír durante horas y horas, y cuando se trata de hablar de nosotros, de nuestro futuro, o nuestros futuros,  me vuelvo inútil. Las cosas ahora son un poco diferentes… Ya no sé cuando te has cortado el pelo, ni qué haces día a día como antes solía saber, tampoco puedo mirarte de reojo sin vergüenza a que te gires, y me pilles haciéndolo. Ahora no quiero perseguirte para poder abrazarte. Bueno, sí que quiero, pero no voy a admitirlo delante de ti. A estas alturas solo quiero que pienses que no me importas, aunque sí lo hagas. 

A voice inside my hear...


Cuando estabas a mi lado, podía tirarme horas y horas mirándote en silencio, o escuchándote y oyendo tu voz; en estos momentos, al no tenerte cerca de mí parece que me haya quedado sorda.
-¡Solo oyes lo que te interesa! –Me reprochaste una vez, y yo, lo único que pude hacer fue agachar la cabeza y darte la razón. Porque solo te escuchaba a ti, que eras lo que me interesaba más que nada...
Y ahora solo puedo recordar cuando me dijiste que cuando pasan los días, vas olvidando a la persona a la que quieres, con las semanas te acuerdas cada vez menos de ella. Me prometiste que con los meses, el verbo querer pasa de ser presente a ser pasado. Pero yo no hablé de querer, si no de amor, y tú de amar no me dijiste nada…  Lo único que me queda por hacer, es esperar a que pase el tiempo, y con suerte el verbo amar se convierta en querer y de ahí se confunda con el pasado y su olvido correspondiente. Voy a fumarme otro cigarrillo de esos que tú me enseñaste a liar, y a cerrar los ojos, para intentar no verte, o al menos, sentir aquellos momentos en los que estabas a mi  lado reprochándome que solo oía lo que me interesaba, lo que quería escuchar… En definitiva, para conseguir oír tu voz, a ti…
Lo que menos me gusta de echar de menos a alguien es que funciona a rachas. A días. Por momentos. En lugares concretos. Cuando menos te lo esperas. Llega sin avisar. Se queda un tiempo indefinido. No puedes dejar de hacerlo. Aunque lo intentes. Escuece. Duele. Quema. Pica. Desgarra. Rompe. Congela. Hiela. Arde. Arranca. Hiere. Desquebraja. Te hunde. Te asfixia. ¿He dicho qué duele?. Duele. Mucho. Te despiertas y no sabes qué va a pasar. Porque a veces, como dice Joaquín Sabina, hasta las suelas de mis zapatos te echan de menos. 
¿Pero sabes qué? Se pasa, siempre se pasa, te lo prometo.
Cuando no haya quien me reconduzca ni me reconozca, por favor, alza la voz y dí que tu lo haces mejor que nadie. Cuando haya más alcohol que sangre en mis venas, o cuando esté de mal humor, por favor, ayúdame. Hazme abrir los ojos y volver a respirar. Cuando nuestro fin llegue, persígueme de camino a mi casa, haz que no me sienta olvidada ni melancólica, persígueme, suplícame que no me vaya. Ponte de rodillas y dime que estás igual de loco por mi como desde el primer día. No te merezco, lo sé, pero tú a mi tampoco.  Y si esta vez nos separamos, lo haremos a sabiendas de que en realidad  nos amamos, y lo que pasa es que estamos locos y firmemente confundidos.

No tienen ni puta idea.

Ya no sé ni cuantas veces me habrán llamado puta, y ya no recuerdo ni el momento en el que dejó de importarme que lo hicieran. Por que sé perfectamente, que ellos hablan sin saber, que nunca han conocido a una puta de verdad, a una explotada, a una mujer con el suficiente valor y coraje para vender su cuerpo y compartir sus intimidades con completos desconocidos.
Ellas nunca han hecho el amor, nunca han besado de verdad y nunca han sentido nada más que el mero placer de recibir una compensación económica por algo que se les da bien hacer. 



Quizá ellas hayan amado llegaron a amar o siguen amando, pero esa sensación solo les era correspondida cuando las llamaban princesas, y no putas. La diferencia entre ellas y yo, es yo he hecho el amor en lugar de follar, he besado con la sinceridad de una niña de cinco años a los hombres que he querido en un determinado momento y actualmente, estoy amando. Ellos solo quieren decirme puta, cuando en realidad saben perfectamente que lo que soy es una jodida princesa.
Un día estabas deslumbrando de la felicidad y hoy, te arrastras pidiendo perdón Te das cuentas de que a veces se deben que hacer cosas malas , se tiene que decir palabras crueles e hirientes (por que la verdad es así , cruel e hiriente pero te ayuda) para que entiendas como es la vida, todo muy bonito al principio, todo perfecto, pero debes enterarte de que de la noche a la mañana, el fuerte en el que estabas metida, se puede desmoronar solo con un soplido suyo. Sabes que te has equivocado en varias ocasiones, él te lo ha dicho, y tú, has intentado mejorar, pero luego la historia se repite de nuevo, y vuelves a cagarla otra vez…
Y pasó, lo que mas temías. Se termino lo que mas amabas, acabaste echando de menos a quien no debías, y no te acordaste de que si pecas pagas y te costó caro. Todo ocurre, tarde o temprano - pero ocurre…

Cuando uno tiene motivos de quejarse de un amigo, conviene separarse de él temporalmente, y desatar, más bien que romper los lazos de la amistad. 

No se puede hacer el amor con alguien si no le estás amando, aunque tan sólo sea en esos instantes sedientos de sentir.

No es posible que uno no ame a quién le está acariciando el sudor ardiente del placer, no es posible estar besando candente de deseo a alguien a quien no amas. No se puede hacer el amor y compartir todo lo que ello concierne si no estás amando. No se puede no amar y mirar a los ojos a quién está encima de ti gozándote, a quién le estás regalando la más secreta de tus facetas, tu intimidad, tu desnudez, tu lívido, tu mirada perdida en la fantasía, tu estado más irracional y a su vez el más cargado de humanidad. No se puede sentir tanto con alguien y no amarle.

Todo por una apuesta.

 
 Será cuestión de tiempo, de un lugar, de un momento, de una palabra, de un encuentro, de una noche, de un intento.
 

Ya perdoné errores casi imperdonables, traté de sustituir personas insustituibles y olvidar personas inolvidables. Hice cosas por impulso, me decepcioné con personas cuando nunca pensé decepcionarme, mas también decepcioné a alguien. Abracé para proteger, reí cuando no podía e hice amigos eternos. Amé y fui amada, pero también fui amada y no supe amar. Grité y salté de felicidad. Viví de amor e hice juramentos, y promesas que nunca llegué a cumplir. Lloré escuchando nuestra canción, viendo sus fotos y llamé solo para escuchar su voz y me enamoré de una sonrisa. Pensé que iba a morir de nostalgia  y tuve miedo de perder a alguien especial… Pero sobreviví…

Somos humanos. Cometemos errores, malinterpretamos, tomamos decisiones incorrectas, juicios precipitados, las decisiones que tomamos sin pensar, sin vacilar… son las que nos persiguen eternamente. En la vida, sólo hay una cosa segura aparte de la muerte y los impuestos… No importa lo duro que lo intentes, no importa lo buenas que sean tus intenciones, vas a cometer errores. Vas a hacer daño a la gente. Van a hacerte daño. Y si quieres recuperarte… Sólo hay una cosa que puedes decir.
Perdonar y olvidar.

<3

Eso es lo que dicen. Es un buen consejo, pero no es muy práctico. Cuando alguien nos hace daño queremos devolvérsela. Cuando alguien hace que nos equivoquemos, queremos tener razón. Sin el perdón, nunca se ajustan las cuentas, las viejas heridas nunca se curan. Y lo máximo que podemos esperar es que un día, tengamos la suerte de poder olvidar.
Me da igual que vayamos rápido o despacio, sabes que me encanta seguir tu ritmo mientras sea tuyo. Me da lo mismo lo que lleguen a pensar o quien quiera interponerse entre nosotros, me la sopla que nos critiquen y que estén mirando todos y cada uno de nuestros movimientos. Me da igual todo esto con una condición, que los protagonistas de esta historia seamos tú y yo. 


Para mí, ser valiente significa tirar la piedra y no esconder la mano.
Para mí, las personas realmente valientes son las que no tienen porque serlo, lo son sin más. Para mí, ser valiente significa atreverse a decir te quiero, y tener el valor a escuchar un yo no. Para mí, eso es ser valiente, abrazar a alguien especial, con fuerza y soltarlo a riesgo de saber que quizás no lo vuelvas a hacer nunca.
Pero… ¿Sabéis? Muchas veces no me apetece ser valiente, los cementerios ya están llenos de ellos. A mi me da miedo decir un te quiero y poder escuchar un yo no, y claro, muchas otras veces he tirado la piedra y he escondido la mano. Y por supuesto que cuando abrazo a ese alguien tan especial, nunca quiero soltarlo, nunca, ya que si fuera por mí me pasaría la vida a su lado, y me tiemblan las piernas con el simple echo de pensar que puedo perderlo. La verdad, si ser valiente significa tener el valor de renunciar a lo que quieres, prefiero que me llaméis cobarde.

Dame el tiempo que no te haga falta

Y prometo invertirlo en caricias en tu espalda.

A mí no me dices lo que quiero escuchar.

Recorrer la curva de su espalda de arriba abajo con mis dedos, susurrarle al oído que lo quieres y que lo vas a echar de menos. Conocer cada uno de los lunares que cubren su piel, saber su localización exacta y acariciarlos con besos. Por qué solo yo sé lo que es que se despierte, y te dé los mejores buenos días que te hayan podido dar en la vida, y te bese.


Puedo escuchar hasta el ruido de las ruedas por la calle y no quiero decir 
que él conduzca tan despacio, no hay nada en la radio, oigo el ruido del 
ascensor mientras sube, escucho el timbre, el sonido de sus pasos al 
principio del pasillo. El solía entrar, ahora.. no se que decir.
Y ahí me dijo adiós, ahí fue la ultima vez, el comiendo de cada noche
sin poder dormir se abrió paso en mi vida desde aquel día. La primera 
lágrima que lloré, ni ya la recuerdo. Aquí viene el dolor, y ahí estoy yo 
deseando que las cosas nunca hubieran cambiado, no olvidaré aquella 
vez que sus brazos me rodeaban una fría noche de diciembre.
Puedo escucharlo decir “te amo como si fuera ayer” y  cuando lo veo
pasar indiferente por la calle, sí que en su rostro está escrito que me
echa de menos, se siente mal, realmente mal.
¿Por qué tuvo que pasar tan rápido?
¿Por qué te fuiste sin ni siquiera
avisar?  Antes de que las luces se apaguen de nuevo y me dejen sola,
completamente sola, quiero decirte, que siempre recordaré cuando me
dijiste adiós…

Quería amiga mía;


¿Por qué fuiste tan cruelmente destronada de tu bello reino? ¿Quién te hizo tanto daño? ¿Quién pretendió acabar contigo destruyéndote? Prefiero que no des nombres… Mantengamos ese anonimato que tanto tiempo lleva rondando entre líneas y líneas.
Y sabes que realmente me gustaría salvarte, sabes que lo que más deseo en este mundo es que vuelvas junto a mí, te echo de menos, y eso también lo sabes.
Felicidad, ¿eres consciente del daño que él me hizo al acabar contigo? Además, el sabe que tiene la capacidad de revivirte, de encontrarte, de guiarte en el camino de vuelta a  mi vida. Pero no quiere, no quiere hacerlo. Solo le basta con mover un dedo, pero ni eso va  a hacer por mí. Él dice que yo también destruí su felicidad, pero ambos sabemos que no es cierto, que ni se lo parece.
Solo te pido una cosa. Vuelve, por lo que más quieras, vuelve. Aprende tú sola a encontrar el camino de vuelta a mi vida, y por favor, hazlo sin él. Te necesito, y lo sabes.
Sabes esos días cuando todo es tan oscuro que ni siquiera puedes pensar.
Y sientes que ha acabado y que el camino equivocado que has ido siguiendo ya llegó a su final.


Dime que el silencio que hay entre nosotros pronto quedará en un despertar y al fin terminará. Dime que esa imagen que hay en mi cabeza será la que vea al madrugar.
Dejo ese momento en el cajón del olvido y recuerdo tu olor y pienso en esas cosas que te hacían tan maravilloso, y que ahora están lejos y en tu interior.



Y pienso que si un día ya no estás echaré de menos hasta tu caminar, tu despertar  y tu forma de hablar. Incluso echaré de menos su mal humor, su estar mejor, su pelo y su olor...
‘’Cuando un cristal o un plato se rompe genera sonido de algo rompiéndose. Cuando una ventana se hace añicos, la pata de una mesa se rompe, o se cae un cuadro de la pared hace ruido. Pero cuando tu corazón se rompe, el silencio es total. Es algo tan importante que piensas que su ruptura hará tal ruido que se oirá en todo el mundo.. Pero no, simplemente hay silencio y entonces es cuando desearías que hubiese algún sonido que distrajese tu dolor. 
Si lo hay, es interno. Es un grito y nadie puede oírlo, solo tú. Es tan alto que tus oídos pitan y tu cabeza duele. Es tan salvaje, como una herida abierta expuesta a agua marina, pero cuando realmente se rompe, solo se oye el silencio. Gritas en tu interior, pero nadie puede oírlo..."
¡VERANO!

Por fin ha llegado el jodido verano, ahora mi más mínima preocupación es si voy a tener dinero para comprar un paquete de tabaco o que bikini voy a ponerme ese día.

Tiempo de estar con los amigos, de ponerse cuantas más veces ciega mejor, de disfrutar al máximo y de no pensar en el fin de las vacaciones.
Lo único malo que puedo decir de esto es el sofocante y asqueroso calor, pero con un baño en la piscinica, todo se arregla :3
Solo quiero en estos momentos, tumbarme en la arena con mis skullcandy y el sol rozando mi piel junto  a la brisa, y escuchar el último single de LMFAO, mientras pienso en el mes que me queda por delante, el mes de no parar que me queda por vivir, el verano de los 16… Allá vamos!
Pero solo es cuando te vas que me quedo a solas y tú sales por la puerta, y yo empiezo a sollozar… 
Digo; Cariño, por favor, no me dejes aquí sentada. Tengo demasiada imaginación para todas las cosas horribles que hay ahí fuera
Pero estás preparado en el coche y conduciendo de camino a tu casa y yo te dejo un mensaje en el contestador para cuando llegues oigas…
Digo; Oh cariño, tráeme días soleados, tráeme días soleados, por favor.
Él dijo; Oh mi amor, tráeme días soleados y llévate los días lluviosos.
Y han pasado tres días y aún no has vuelto, dices que tienes mucho trabajo que hacer. Eres un hombre muy ocupado, pero yo todavía te sigo esperando con el mismo amor de siempre. Sí, todavía te estoy esperando. <3

Para que me traigas más y más días soleados y alejes la lluvia de aquí.

Ya ni ella me queda.



Mi inspiración se fue con ÉL.

Todo lo llenas tú, todo lo llenas.

Cómo pasa el tiempo. Ahora miro y recuerdo páginas de antaño en el que aquellos sentimientos que sentía no tienen nada que ver con los que siento ahora. Totalmente diferentes. Quién me iba a decir la forma en la que mi vida iba a cambiar completamente.
Ahora leo el Poema V de Pablo Neruda y me vienen a la cabeza estos versos; "Y las miro lejanas mis palabras. Más que mías son tuyas."
Recuerdo también eso que dicen de que eres dueño de tus palabras y esclavo de tus pensamientos. Joder, como ha cambiado todo, no puedo dejar de repetírmelo, nunca lo hubiera imaginado. Y tras este tiempo, creo que he llegado a la conclusión de que... daría todo lo que sé por lo que ignoro, lo que conozco no me vale de nada, solo me hace andar sobre seguro en un suelo de inseguridades y errores que no se vuelven a cometer, que no volvemos a tropezar dos veces con la misma piedra, aunque a veces, sí que lo hacemos. 
Nada más que decir, como ha cambiado todo... ¿De mal en peor? Es una pregunta a la que ni yo misma tengo respuesta.
Y ya han pasado 155 días, se dicen rápido, pero se sienten lento… 3720 horas desde de que marchaste y me dejas aquí, sola, con tu recuerdo acompañado de esa nostalgia; invadiendo cada uno de mis pensamientos cada mes, cada semana, cada instante.

Y puede que para ti haya sido difícil, pero no te puedes imaginar ni un poco lo duro que ha sido para mí.  Porque en estos 155 días he escrito cosas que nunca supe que sería capaz de escribir, en estos 155 días por mi corazón han pasado sentimientos imposibles de describir ni con todas las palabras hermosas o repugnantes del mundo.  Te quiero, eres una de las mejores personas que tengo ahora mismo en mi vida, me encanta estar contigo… Cuantísimas veces hube de haber oído esas verdades, que de un día para otro se convirtieron en asquerosas mentiras, llantos y arrepentimientos…
Y supongo, que tendré que esperar otros 155 días a que quieras devolverme mi felicidad, nunca sabré por qué te la entregué, pero si sé que ese fue uno de los mayores errores que jamás cometí…