Todo lo que hagas en la vida será insignificante;

Pero es muy importante que lo hagas porque nadie más lo hará. Como cuando alguien entra en tu vida y una parte de ti dice: no estás mínimamente preparado para esto; pero la otra parte dice: hazlo tuyo para siempre.

Y me miras, con los ojos desorbitados, tristes, fríos. Y no entiendes nada. Y me preguntas en qué has fallado, y me preguntas por qué me echo atrás. Después de todo, no entiendes por qué no acepto otra cena, otro baile, otra noche. 

 

Te diré por qué. Porque contigo no puedo elegir. No controlo nada. No elijo besarte, ni dejarme llevar por tus manos sedientas de mí, porque lo hago sin más, sin poder evitarlo. No puedo vestirme sin desear que me arranques la ropa de nuevo, no puedo ver el mar sin recordar tus caricias, no puedo vivir sin echarte de menos. Contigo no puedo elegir, porque es una necesidad. No puedo decirte esto, sin dejar de llorar. 
Y no lo entiendes, no entiendes por qué no quiero decírtelo a la cara. Porque si te tengo delante me abalanzaré sobre ti y me tendrás a tus pies, como cada una de las últimas noches, porque cuando estoy contigo me gustaría pensar que no es un sueño del que despertaré. Y eres tú quien me enseñas, eres tú quien conoce las reglas. Eres todo cuanto un día soñé. Y odio esta sensación, esta impotencia que me hace vulnerable, el no poder tratarte como al resto, como a uno más. El no ser dueña de mi misma. 


 


No me llames cobarde, ni me digas que por temor estoy perdiendo la oportunidad de ser feliz. No me digas que contigo me brillan los ojos, que me río sin querer y pronuncio tu nombre en sueños. Lo sé, pero todo esto no lo puedo controlar, contigo no puedo elegir. Por eso me despido de ti, porque a mi me gusta elegir, decidir cuando quiero besar, cuando quiero amar, cuando quiero desaparecer.
 

1 comentario:

  1. Me siento muy identificada con esta entrada.
    Ojalá pudiéramos desaparecer tan rápido como lo decidimos; aunque a mí, sinceramente, me cuesta demasiado...

    ResponderEliminar