Hay heridas que no se cierran, que no llegan a curarse nunca. Todos las tenemos aunque no nos demos cuenta o hagamos como que no sabemos que están ahí, pero están ahí. Muchas veces hemos intentado sanarlas, curarlas con litros y litros de alcohol, pero no hay manera de que cicatricen y dejen de sangrar. Quizá sea porque no hemos encontrado a quien nos las pueda curar, o que consiga que no brote más sangre de ellas, nadie lo haya logrado aún. O quizá sea porque esa herida es tan profunda, que podemos ver a través de ella, que ha hecho desaparecer nuestra piel y hace que salgan a flote nuestros sentimientos más internos, nuestros pensamientos y emociones escondidos bajo la piel y huesos… De ambas maneras, nuestras heridas van a estar ahí siempre, doliéndonos y molestando, sin poder llegar a cicatrizar jamás, recordándonos como nos las hicimos y la angustia que nos provocan, ni poder nunca, nunca, conseguir sanar el dolor por completo…
Estoy totalmente de acuerdo contigo, hay heridas que nunca llegan a curar... y si algún día lo hacen queda una gran cicatriz que nos recordará siempre que ahí hubo dolor... =(
ResponderEliminarUn besitoo =)
Pues la verdad esque sí, esas heridas dan asco..=(
ResponderEliminarUn besazo guapa
<3