Todo lo que hagas en la vida será insignificante;

Pero es muy importante que lo hagas porque nadie más lo hará. Como cuando alguien entra en tu vida y una parte de ti dice: no estás mínimamente preparado para esto; pero la otra parte dice: hazlo tuyo para siempre.

Antes de poner en duda una sola de mis palabras dime cuándo te he mentido, porque puedo equivocarme pero no te engañaría. Ni con el ánimo de mi karma, ni con nada de nada.
Puedo girar bastante más deprisa de lo que luego tardo en equilibrarme, puedo maltratarlo todo aunque lo quiera. Y hay cuando no tengo nada y puedo con todo, y hay cuando no puedo con nada y, además, no lo quiero. 
Golpear y resbalar indistintamente piel a pared, moratones vitalicios sin memoria, cada herida es un misterio en la resaca. Y qué quieres que te diga, tampoco procuro entenderlo: sentimientos.
Porque el –se mira pero no se toca- equivale al –se siente pero no se entiende-. En cuanto a tentación y a los sentimientos se la traemos bastante floja, te lo digo por experiencia de cuando yo nada más que he sido eso: sentimiento. 
Quiero mandarlo todo, maldita sea, por una vez, al infierno ser uno mismo a riesgo de caer en picado y para siempre en el intento.
 Estos son mis credenciales. Te tomo prestada la mitad de tu pasado para derrochar innecesariamente cariño, porque es como yo, inútil pero bella. Idílicamente tú, idílicamente yo, dime si el delirio no es una inmortalidad más a la que aferrarse con todos los cruces que quieras.
He aprendido a trompicones un montón de tonterías y a pescozones a besarte llorando. He subido a lo más alto sólo porque luego la ostia iba a ser mayor, he dejado a gente estupenda por el camino, me he mojado cuando hizo falta mojarse y ya ni eso, he renegado del mundo hasta tal punto que me cuesta volver, aunque sea para unirme a luchar. Puede, en fin, qué sé yo, pero puede, que sea saber que te quieren, y sentir que te lo mereces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario