Todo lo que hagas en la vida será insignificante;

Pero es muy importante que lo hagas porque nadie más lo hará. Como cuando alguien entra en tu vida y una parte de ti dice: no estás mínimamente preparado para esto; pero la otra parte dice: hazlo tuyo para siempre.

Es él y ella....


Cedió a cambiar, por miedo a perderlo quiso. Estaba ansiosa de tenerlo, este era el precio de quererlo. Ella sabía que no era nadie sin él por mucho que le costara admitirlo. Por muchas putadas a las que la había sometido. Él y ella bebían de esa botella de rencor, se emborrachaban hasta que todas las luces de la ciudad fueran estrellas del cielo. Fugaces, pedían un deseo. Frente a los ojos de ella, para él no existía ningún complejo, la perfección tuvo rostro por unos meses. Él la alejaba de la realidad, tan alta como quería volar. Pero él nunca le perteneció, finalmente, todo se acaba. Se muere la mágica. Los finales felices no existen. O casi nunca existen. Cuando todo se termina se apaga la llama del amor, todo se vuelve oscuro  y no ves la salida. Para él fue muy fácil someterla al completo olvido, para ella mucho más difícil de lo que pensaría en su vida apartarlo de sus pensamientos y deseó con todas sus fuerzas que el destino no fuera el previsto para ella. Imposible. El destino, trágicamente, está escrito y nadie lo puede borrar ni modificar. Que se lo digan a ella… Fue muy complicado encontrar a quién la supiera amar, sin prejuicios y sin miedo. Con cariño y deseo. Fueron él y ella, y con el tiempo, solamente ella…

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